El actual edificio del Museo arqueológico de Río Negro (MUARN) es una de las más primitivas construcciones que aún se conservan en la ciudad. La fecha de su construcción es imposible de determinar con certeza, pero por tradición oral y presencia de esta edificación en planos de mensura de los primeros años del siglo XX, se sabe que es de fines década de 1890-1900. Tampoco se cuenta con documentación que pruebe su origen y función, pero un minucioso repaso por algunos documentos y memorias de vecinos da a lugar a concluir que esta edificación fue parte del antiguo establecimiento Buena Vista, creada por José Tur y Mari, quien además se dedicó a la actividad comercial, siendo el iniciador de la pulpería que se instaló a exactamente un kilómetro en línea recta con este puesto estancia. Tur y Mari, además de dedicarse al comercio también fue ganadero y en el libro “Río Negro y sus progresos” del año 1898 y de la autoría de Setembrino Pereda se detallan las mejoras que este establecimiento tenía. La lectura de las escrituras de propiedad de este bien aporta también indicios que permiten afirmar esta teoría, ya que está documentado que Tur y Mari vendió su propiedad a la firma Pereyra, Croce y Cía., estos, años más tarde hicieron lo propio en favor de Adolfo Horta, quién luego también vendió a Justo Leal, por ese entonces propietario de otro establecimiento cercano: El Cambará. La documentación existente establece que los sucesores de Justo Leal fraccionaron gran parte de esta estancia y vendieron en lotes, dos de ellos fueron adquiridos por María Angélica Palleiro de Silva en el año 1935, más tarde el padrón fue dividido y negociado a dos vecinos de la ciudad en el año 1964 y otra parte en 1970. Finalmente, en el año 1985 la fracción donde se encontraba la edificación fue adquirida por María Rosa Pereira de Montandón. Durante todo este tiempo la construcción fue usada como vivienda e incluso divida para alquiler a particulares. Luego de varias negociaciones el 26 de junio de 2009 la Intendencia de Río Negro suscribe un acuerdo de compraventa con los sucesores del bien obteniéndolo para su uso sin definir el destino del mismo, pero si la intención de preservar el mismo ya que se consideró un edificio icónico, no solo por su antigüedad, sino también por la particular ubicación que tiene, que el trazado de la calle Río Negro respetó, generando un impacto visual en conductores y transeúntes. Años después el gobierno departamental inició obras de refacción y transformación de la construcción, tratando de preservar la estructura y el estilo de la misma, determinando que el lugar se destinaría al Museo Arqueológico que tendría como principal objetivo contener la colección de material obtenido por estudiantes del Liceo de Young en la década 1980-90. Se inauguró el edificio en año 2015 y en año 2019 se instaló la colección y habilitó al público. Actualmente se realizan frecuentes actividades vinculadas a la antropología y visita de la muestra y en patio del edificio se ha construido un espacio para el futuro archivo histórico de Young.



